En las primeras vistas a la ciudad contrastan los colores, los grises del frío cielo y los marrones y negros de los antiguos, lúgubres y encantadores edificios que sin duda contrastan enormemente con el verde frondoso de sus maravillosos parques y jardines.
Praga es una ciudad de cuento, paseando por sus calles puedes encontrar comercios de lujo que vecindan con iglesias, sinagogas y cementerios antiguos.
Cuando pisas la plaza vieja de Praga, te crees haber llegado al enorme castillo de una ciudad medieval donde esconden a la princesa mas bella del universo. Mientras admiras sus puntiagudas cúspides y entras en calor bebiendo el típico vino caliente o una buena taza de chocolate.
De este maravilloso viaje me quedo con el inolvidable recuerdo de un restaurante en dicha plaza, donde puedes comer la mejor comida de la ciudad, el mejor vino a ritmo de una buena pieza de música clásica y disfrutar de todo el conjunto en buena compañía.
En definitiva, Praga es una ciudad para dejarte enamorar y dejar que vuele la imaginación, donde te sientes el protagonista principal de tu propio cuento de hadas, guerreros y dragones, donde el frío hace las veces de espada, las bebidas calientes el fuego de los dragones y sus calles, las hermosas doncellas que te cortejan a cada paso que das.
te olvidas mencionar a un magnifico narrador, que sin usar la voz y con ayuda de un par de letras crea una melodia que consigue que uno vuele a cualquier parte del mundo.
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